Balcones y redes llenos de banderas de Nafarroa e ikurriñas, en el Aberri Eguna. Siguiendo con la convocatoria de la dinámica Euskal Herria Batera, desde primera hora de la mañana los balcones y ventanas de todos los rincones de Euskal Herria se han llenado de banderas.

A las 12.30 en punto ha tenido lugar en Euskal Herria un evento único, en el que diferentes sensibilidades se han unido como nunca, sin ni siquiera estar juntos, para celebrar el Aberri Eguna, pero también para rendir homenaje a las víctimas del Covid-19 y a las personas que trabajan estos días para que los demás no tengamos que salir de casa.

 Tras el minuto de silencio, dos canciones han sonado en las calles "Txoria txori" e "Ikusi mendizaleak", para que la gente saliera a las ventanas y balcones, y cantaran estas populares canciones.

El Regimiento América 66 ha vuelto a las calles de Alde Zaharra de Iruñea, después de la atronadora cacerolada que recibieron la semana pasada.
Han vuelto en esta ocasión, con la excusa de desinfectar el Mercado de Santo Domingo, se han desplegado en sus alrededores y han hecho labores de limpieza y desinfección que normalmente vienen realizando profesionales de Protección Civil del cuerpo de Bomberos.
Muchos vecinos y vecinas de Alde Zaharra han protestado enérgicamente para denunciar la presencia de los militares.

Desde el inicio del confinamiento, Alde Zaharra se ha coordinado para dar una respuesta ágil y solidaria a las necesidades del vecindario y de las personas que trabajan en el barrio. Y también para llegar más allá, extendiendo ese apoyo a los sectores más expuestos proporcionándoles materiales de protección.

La primera en nacer fue la red de apoyo vecinal promovida por AZ Ekimena, nutrida de personas voluntarias que, en coordinación con los servicios sociales municipales, el centro de salud y la escuela del barrio, están dando respuesta y apoyo a distinto tipo de necesidades. Ese apoyo se ha traducido también en la producción de distintos materiales de protección: enseguida se pusieron en marcha las impresoras 3D de Auzolab y de personas particulares para producir viseras para equipos de protección, al mismo tiempo que la cortadora láser que se encuentra en Auzoenea se está utilizando para elaborar las pantallas de acetato que completan esos equipos. En muchos domicilios del barrio se han puesto también en marcha las máquinas de coser, para elaborar mascarillas de tela dentro de la iniciativa “josi ta josi”.

Personas voluntarias de la red de apoyo vecinal han distribuido los distintos materiales de protección en los comercios del barrio, dejando claro que las redes vecinales y solidarias pueden ser más resistentes que las pandemias.

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La pandemia está cambiando el modo de compra de millones de personas y, por primera vez en dos décadas, el cambio, aunque sea temporal, es positivo para el pequeño comercio. Las tiendas de barrio han vuelto a cobrar importancia y muchas personas confinadas, que ya no pueden desplazarse a las grandes superficies, visitan ahora la frutería, carnicería y pescadería de debajo de casa.
Hay un cliente de estas tiendas de barrio que se ha vuelto invisible con la pandemia, y al que estos los comerciantes no dudan en cuidar. Las personas mayores están muy asustadas y muchas no quieren salir de casa, así que nos llaman por teléfono, les preparamos el pedido y se lo subimos a casa.
Era un servicio que estos comerciantes ya ofrecían gratuitamente antes de la pandemia a sus clientes y que utilizaban, sobre todo, en caso de enfermedad, desde neumonías hasta cáncer. Aunque sean mayores, les encanta salir a dar un paseo diario, hacer una pequeña compra en las tiendas de confianza y comprar productos locales. Pero ahora tienen miedo y prefieren llamarnos y que les subamos la compra, y nosotros lo hacemos encantados.

Queremos agradecer a Eli, Armando, y al resto de los trabajadores y trabajadoras de estos comercios, que nos hayan dejado participar y mostrar su día a día durante esta pandemia.

Texto: Gessamí Forner para El Salto