Haritu y Sos Racismo denuncian una detención racista

Atala: Últimas Coberturas

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Haritu y Sos Racismo se han concentrado hoy en Iruñea para denunciar "una detención racista" por parte de la Policía Foral. Según han explicado, un miembro de Haritu fue detenido y pasó una noche en calabozos.

Hoy salimos a la calle para denunciar la detención racista de un compañero de Haritu. Sabemos que no se trata de un hecho casual ni aislado, somos conscientes de que su relato se suma al de tantas otras personas atravesadas por un racismo estructural que se institucionaliza cada día en normas, leyes y actuaciones como las que lleva a cabo cualquier tipo de policía.


Nuestro compañero estaba en un descanso de las clases a las que acude y se encontraba charlando y bromeando con otra compañera de Haritu en la calle hacia las 6 de la tarde. Un hombre que estaba paseando con su familia, se acercó y le preguntó a ella si le estaba molestando, que a ver si eran pareja. Nuestra compañera le explicó que no, que eran compañeros y que estaban en un descanso de clase. El hombre continúa insistiendo, decidiendo que se trataba de una escena de violencia machista y ella acaba diciendo por miedo que son pareja. En un momento dado el hombre se identifica como agente de Policía Foral y les dice que va a llamar a más agentes. Esta escena termina, y vuelven a clase, pero momentos después llegan más agentes, esta vez uniformados, que acceden al interior del local donde se encontraban ya en clase y se acercan a él para detenerle y trasladarle a comisaría. Tras pasar toda la noche en calabozos, sin que se avisase a nadie de su situación durante las primeras 6 horas de detención, fue puesto a disposición judicial y posteriormente puesto en libertad provisional. No le conceden el derecho a interprete para que comprenda sus derechos como detenido. Tras la declaración de las dos personas, el proceso de violencia de género se cierra judicialmente, y queda abierto un proceso en el juzgado de instrucción.
¿Cómo es posible que en menos de media hora se pase de estar descansando entre clase y clase, a estar detenido por violencia de género sin que que haya hecho nada que haga sospechar y la supuesta víctima declare en todo momento que no se trataba de una situación de violencia? ¿qué le hace a un agente de policía interpretar una escena de juego como algo violento y delictivo? ¿de qué protocolo forma parte presionar a la supuesta víctima de violencia machista para que denuncie y apoye la tesis de un agente de policía, que ademas, tardó en identificarse como tal?
Somos conscientes de la complejidad de la situación y de cómo la violencia machista se materializa de formas diferentes y amplias, y que la hace a veces, difícil de que sea declarada como tal. La posibilidad de violencia machista fue rechazada por nuestra compañera, que fue acompañada y apoyada en todo momento.
Llevamos años denunciando la mirada racista que impregna las actuaciones policiales. Esta mirada se traduce en la elaboración y perpetuación de perfiles sospechosos que van a ser hipervigilados y con los que se va a intervenir de una manera violenta y desproporcionada, para convertirse finalmente en una profecía autocumplida: el perfil más vigilado es aquel que más hay que vigilar. Se trata de una evaluación del riesgo que suponen las personas desde una perspectiva securitaria, con todos los sesgos discriminatorios que operan en la sociedad actual y que se interseccionan, dando como resultado que de manera continua determinados colectivos sean considerados como sospechosos y que se consoliden determinadas prácticas:
- Mayor presencia policial en lugares frecuentados por personas racializadas/migradas.
- Controles de identidad por perfil étnico (que no dejan de aumentar mientras se siguen negando, porque efectivamente son ilegales) y citaciones ante la Brigada de Extranjería para las personas que se encuentran en situación administrativa irregular.
- Actuaciones policiales desproporcionadas en número de agentes que intervienen y en las formas, sirvan algunos ejemplos como el establecimiento de perímetros de seguridad mayores, cacheos injustificados, uso de lenguaje violento o explícitamente racista, uso de violencia que suele ir acompañada de denuncias de resistencia o atentado a la autoridad para poder justificarla, etc.

El caso que hoy denunciamos es un claro ejemplo de cómo una situación cotidiana es transformada en peligrosa y sospechosa de delito, por la interpretación discriminatoria, sesgada y racializante de los hechos. Este es un ejemplo evidente de cómo operan los estigmas y prejuicios en la acción policial. Las consecuencias de estos hechos, además, se agravan cuando existe posibilidad de deportación, amenazas de perdida o denegación de papeles,etc.
Por todo ello exigimos el archivo de la causa iniciada contra la persona afectada y medidas de reparación del daño causado para todas las partes.

Sabemos que para erradicar los abusos y la violencia policial es necesario combatir no solo las consecuencias sino las causas de las mismas. Es decir, para combatir las actuaciones policiales racistas, debemos combatir tambien la ley de extranjería, para combatir los desahucios de nuestras compañeras debemos combatir también la propiedad privada,etc. En definitiva, para denunciar los abusos policiales y las detenciones racistas, debemos denunciar la necesidad de existencia de estos cuerpos policiales y al sistema que los necesita.

¡Organizémonos ante la violencia policial!
¡No a las detenciones racistas!

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